Hay días en los que suceden momentos especiales, no son muchos ni tampoco son tantos pero por algún motivo tocan alguna fibra sensible y se me graban en la memoria. Quizás no tienen nada de especial, son demasiado cotidianos. Me acuerdo uno de hace mucho en que la llevé a Keiko al Parque Centenario. Era día de semana por la mañana y por eso había poca gente. Nos sentamos en el solcito a ver el lago y me acuerdo que me emocioné porque no podía existir momento más especial en el mundo que contemplar el paisaje acompañada de mi perrita.
Hoy me pasó otro de esos momentos y lo vengo a dejar registrado acá porque pintó y porque así es este blog, un archivo de mi memoria.
Acá va:
A veces me gusta tirarme en el piso de casa y si hay sol mucho mejor. Así que me acosté a disfrutar de los últimos ratitos de sol pleno que entra y puse música. No sé por qué pero esta semana estuve escuchando mucho el disco El Amor Después del Amor. Y la magia sucedió cuando estaba entibiandome con el sol pero a su vez disfrutaba del aire frío que entraba (no hay mejor combinación que frío + sol). Me dejé llevar por la melodía casi que de un modo meditativo, hasta que en un momento llego a mis oídos la letra que decía "el amor despues del amor tal vez SE PAREZCA A ESTE RAYO DE SOL" y fue un momento de lo más lindo de la cotidianeidad misma. Realmente no tengo nada más para agregar porque no hay nada más para agregar, fue vivir una sensación de la cual no tengo mucho más para ponerle palabras, así que esta entrada de blog queda acá.
Pensé en sacar una foto en ese momento pero considero que tengo que aprender que no todo tiene por qué ser registrable y que hay cosas que son lindas que queden en la intimidad como un recuerdo que tal vez desaparezca, o quizás la foto sea la sensación de escribir esto.
Contradictoriamente a lo que acabo de decir, la imagen que subo la saqué más tarde también desde el piso porque me gustó cómo se veía el cielo (y de paso dejo plasmada la bici porque hablé de eso en el posteo anterior).