Hace poco fue el cumple de
Juli, una de mis amigas queridas, gran profe de amigurumis (me enseñó a entender las cuentas al tejer volúmenes), compañera de taller y almorzadora oficial de los sábados al mediodía luego de que terminemos la jornada laboral habitual de clases.
A ella es a quien le regalé este almohadón que hice para que decore su casita.
Alita, la reina de la simpatía, dio el visto bueno (creo)